Cada piloto es un mundo. La misma moto tiene una configuración completamente distinta a un lado del box y al otro en función de las medidas, el pilotaje o los gustos de cada encargado de llevar la moto al máximo en las competiciones de más alto nivel como el Campeonato del Mundo de MotoGP.
Los frenos de MotoGP son más o menos iguales para todos, pero gracias a la telemetría podemos ver cómo en el caso de Marc Márquez y Valentino Rossi sus diferencias llegan hasta en la forma con la que aplican la frenada al asfalto, el tiempo que frenan o la intensidad.
De una parte tenemos al ya veterano Rossi, que acaricia la maneta delantera con mucho tacto para procurar caerse lo menos posible por pérdidas de adherencia en la rueda delantera. Su estilo es apurar hasta el último momento pero aplicando una fuerza constante, lineal y prolongada durante toda la fase de deceleración.
La prueba de una forma de frenar tan depurada la encontramos en lo poco que se va al suelo. Es un piloto que ya conoce el límite y los 230 Grandes Premios que ha finalizado de manera consecutiva entre 1996 y 2010 sin caerse así lo demuestran.
Valentino Rossi tiene un estilo muy suave y lineal, y Marc Márquez es todo lo contrario con una frenada agresiva y muy intensa
Por el otro lado tenemos a Marc Márquez, un piloto que es todo ímpetu y agresividad. Al de Cervera no le da miedo perder la rueda delantera entrando en curvas. Es todo o nada, ganar o irse al suelo. En 2015 se fue al suelo un total de seis veces en carrera, un síntoma acrecentado por la mala puesta a punto de su Honda RC213V durante la primera parte de la temporada.
Márquez frena menos. Emplea durante menos tiempo que el resto de pilotos los discos delanteros pero con más intensidad. Como generan más o menos el mismo calor que el resto de los discos de carbono de la categoría (unos 800 grados centígrados) pero tienen más tiempo para disipar la temperatura entre frenadas, Marc monta habitualmente en su Honda unos discos de menor diámetro que el resto de las MotoGP, de 320 milímetros frente a los hasta 340 milímetros del resto (a excepción de Motegi, allí sí usa discos más grandes)
En cuanto al freno trasero también hay diferencias, porque Valentino y su Yamaha trazan al estilo Lorenzo, con trayectorias limpias, abiertas y lineales. Para controlar la moto el italiano prefiere controlar su M1 a base de gas y cambiar el peso del cuerpo. Vamos, que no usa el freno trasero salvo en muy contadas excepciones.
Por el contrario, Márquez se tira como un loco a la curva, reduce de golpe y se apoya en el freno trasero entrando con la moto completamente cruzada en muchas ocasiones. Una vez está en curva sí que emplea el pedal derecho para corregir la velocidad en curva, descuelga el cuerpo y la cabeza al máximo para levantar la moto cuanto antes y abrir gas como un poseso para salir, otra vez, con la moto cruzada.
En definitiva, dos rivales muy distintos hasta en el más mínimo detalle.
Vía | Brembo